El 21 de marzo se conmemora el Día Mundial de esta alteración genética. El CELP anima al alumnado a llevar calcetines desparejados a clase, con el objetivo de dar visibilidad a su apoyo a las personas que presentan esta característica.
Este martes, 21 de marzo, se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Síndrome de Down, una iniciativa impulsada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de generar conciencia y sensibilidad sobre las personas que presentan esta característica. Por este motivo, el programa de Salud Escolar del Colegio Oficial de Enfermería de Las Palmas (CELP) se suma al movimiento internacional dirigido a fomentar el respeto a la dignidad de estas personas, invitando al alumnado de infantil, primaria y secundaria de Canarias a acudir a clase toda esta semana con los calcetines desparejados como medida que haga visible el apoyo a las personas con síndrome de Down.
El síndrome de Down es una alteración causada por la existencia de material genético extra en el cromosoma 21 que se traduce en discapacidad intelectual. Se calcula que en España viven cerca de 35.000 personas con esta alteración, unas 1.600 en Canarias y más de 6 millones en todo el mundo.
Las personas con síndrome de Down suelen presentar más problemas de salud en general. Sin embargo, los avances sociales y médicos han conseguido mejorar su calidad de vida. Según la ONU, a principios del siglo XX se esperaba que los afectados vivieran menos de 10 años. Ahora, cerca del 80% de los adultos que lo padecen superan la edad de los 50 años. Los cuidados de salud a edades tempranas resultan un factor clave para el crecimiento y desarrollo de los niños y niñas que presentan el síndrome, al igual que la enseñanza inclusiva y la integración en la comunidad.
“Todos iguales, todos diferentes”, señala el lema al que se adhiere el programa de Salud Escolar del CELP, que invita a la población escolar a cambiar nuestra forma de mirar el síndrome de Down. Se pretende resaltar la importancia de la autonomía e independencia individual de estas personas, pero sobre todo la necesidad de que sean incluidas en los círculos de amistad de la infancia y la adolescencia.
El Colegio de Enfermería se suma así a las organizaciones de la sociedad civil que, lejos del modelo caritativo de antaño, promueven un enfoque basado en los derechos humanos: las personas que padecen este síndrome tienen derecho a ser tratadas con justicia y a tener las mismas oportunidades que el resto de la sociedad, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones.