La experiencia demuestra que la figura de una enfermera especialista de salud mental en Atención Primaria permitiría multiplicar el porcentaje de población atendida, evitando derivaciones innecesarias y disminuyendo listas de espera.
Una de las consecuencias más notorias y negativas de la pandemia de covid-19 ha sido el aumento exponencial de los problemas de salud mental entre la población. La incertidumbre vital, el aislamiento social y la inestabilidad económica, junto a otros factores como la soledad o la ausencia de redes sociales y familiares, han provocado un incremento importante de los casos de ansiedad, depresión y otras patologías similares. Esta alta prevalencia de trastornos mentales está desbordando la capacidad de respuesta de los centros de atención primaria y está engrosando las listas de espera para las consultas especializadas de salud mental.
Frente a este escenario, que se espera vaya a peor en los próximos meses, a medida que continúe aflorando el sufrimiento emocional de la población durante estos dos últimos años, existen soluciones. Una de ellas está siendo aportada por Ricardo Santana Perera, enfermero de la Zona Básica de Salud de Jinámar, en Gran Canaria, quien ha puesto en marcha una iniciativa pionera para poder atender a todas las personas que acuden a su centro de salud solicitando ayuda. El objetivo es no dejar a nadie sin los cuidados de salud mental que necesita, evitando la psiquiatrización del malestar cotidiano, que puede ser resuelto si es atendido a tiempo.
El proyecto consiste en contar con una enfermera especialista en salud mental, figura normalmente utilizada en otros ámbitos asistenciales, pero no en Atención Primaria. Esta enfermera especialista se hace cargo de la gestión de los casos de salud mental que acuden al centro. En primer lugar, realiza una valoración integral e individualizada de cada paciente, atendiendo a sus características biológicas y psicológicas, sus valores y creencias, su cultura o su situación familiar y social. En segundo lugar, hace un seguimiento de los casos de sufrimiento mental leve, como duelo, ansiedad o trastornos adaptativos, que pueden ser atendidos desde el centro de salud sin requerir derivaciones a otros recursos del sistema. Y, por último, asesora para el uso de otros recursos comunitarios que están disponibles para la población pero que habitualmente se desconocen, promoviendo así su aprovechamiento.
Experiencia piloto
La experiencia piloto, desarrollada entre 2016 y 2018 y retomada el pasado año 2021, está ofreciendo resultados sobresalientes, tanto para la mejora de los cuidados a la población como para una mayor eficiencia en la utilización de los recursos con los que cuenta el sistema sanitario. Del lado de los pacientes, esta filosofía de acercamiento ha eliminado barreras y, en el caso concreto de Jinámar, ha multiplicado por veinte el número de personas atendidas: de los 24 casos de 2015 se ha pasado a los 404 casos atendidos en 2021. Del lado del sistema público de salud, se reducen las derivaciones a las unidades de salud mental –solo 63 de las 404 personas atendidas en 2021 fueron derivadas–, contribuyendo así a disminuir las listas de espera.
La puesta en marcha de este proyecto ha permitido ofrecer una respuesta rápida y eficiente a la población de Jinámar con necesidades de cuidados de salud mental. La intervención de una enfermera especialista ha servido para mejorar la atención a los usuarios, lo que sugiere la idoneidad de replicar esta experiencia en toda la red de Atención Primaria.